La melisa (Melissa officinalis) es una planta perenne perteneciente a la familia de las Lamiáceas, originaria de Europa, Asia occidental y el norte de África. Es ampliamente conocida por sus propiedades medicinales y aromáticas.
La planta de melisa crece hasta alcanzar una altura de aproximadamente 60-100 cm. Tiene hojas opuestas, ovales y dentadas, que desprenden un fuerte aroma a limón cuando se frotan. Las flores pequeñas, de color blanco o ligeramente amarillento, crecen en racimos en la parte superior de los tallos.
La melisa se ha utilizado durante siglos con fines medicinales. Contiene compuestos activos como ácidos fenólicos, triterpenoides y aceites esenciales, que le otorgan sus propiedades terapéuticas. Se la considera un sedante suave, por lo que se utiliza para aliviar el estrés, la ansiedad y el insomnio. También se cree que tiene propiedades antivirales, antimicrobianas y antiespasmódicas.
Además de sus usos medicinales, la melisa es una planta muy apreciada en la cocina. Sus hojas frescas o secas se utilizan para dar sabor a ensaladas, tés, postres y platos de pescado. También se usa como aromatizante en bebidas como licores y destilados.
La melisa se puede cultivar fácilmente en climas templados. Se adapta a diferentes tipos de suelos y prefiere una exposición al sol o sombra parcial. Se propaga por semillas o por división de raíces en primavera u otoño.
En resumen, la melisa es una planta con propiedades medicinales y aromáticas ampliamente utilizada. Es fácil de cultivar y se puede incluir en diversos aspectos de la vida cotidiana, ya sea en la medicina natural o en la cocina.
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